Todos hemos escuchado y/o repetido, que en las personas mayores, pueden aceptarse valores elevados de presión arterial. Alguna vez se dijo, relacionándolo con la edad: normal es la cifra que se logra anteponiendo 1 a la década de vida , así por ejemplo, a los 80 años, se toleraba 180 mmhg.
Es verdad que la hipertensión arterial (uno de los más importantes factores de riesgo en la predicción de enfermedades cardiovasculares) aumenta su relevancia con la edad ya que en mayores de 75 años es la principal causa de muerte .
La pérdida de elasticidad de los vasos genera además una forma clínica cada vez más frecuente: la hipertensión arterial sistólica, en la que en forma paralela disminuye la presión mínima o diastólica. También se decía: «la hipertensión sistólica no es importante mientras la mínima esté bien». Error. En los mayores de 45 años la presión arterial sistólica es mas predictiva, ( siempre que la mínima o diastólica sea normal ) y de peor pronóstico, por lo que se recomienda enfáticamente su tratamiento.
En un estudio que tomó en cuenta la presión sistólica en personas mayores (SHEP), teniendo como objetivo, tener la presión sistólica menor a 160 mmhg, la reducción de eventos cardiovasculares, en el grupo tratado, versus el no tratado, fue del 35 %. En otro (HYVET), se mostró el beneficio del tratamiento de la hipertensión sistólica en mayores de 80 años, observándose, no solo la reducción en la insuficiencia cardíaca, sino también en la mortalidad.
Debemos, recordar siempre ser muy cuidadosos con el tratamiento. No exigir resultados inmediatos, comenzar con pequeñas dosis del medicamento elegido, teniendo en consideración que la corrección de los hábitos de vida y especialmente la supresión de sal son las primeras y muy efectivas medidas en esta población, como así también que los diuréticos (a veces tan temidos) pueden ser drogas de primera elección.